Qué horror!

Terror y Encajes Negros (México, 1985)
El cine mexicano no para de sorprender, pero no siempre de buena forma, como es el caso de este dramón cuma pseudo sexual camuflado de horror.
"La Cuquis" es una mexicanita simpaticona que trabaja como empleada en un edificio de gente acomodada, allí deberá asear los deparamentos del mas variopinto grupo de inquilinos, partiendo por la prota, Isabel, una mina sometida al yugo de su marido (un vil estereótipo del mexicanote machista) y quien tiene ganas de experimentar nuevas sensaciones que no puede vivir gracias a la monótona vida que le impone su marido; Otros vecinos son el músico vejete y malas pulgas que odia que las vecinas putingas del piso inferior lo pasen bien, el prefiere frustrarse y oír música tediosa antes que llevar una vida social medianamente normal.
La pobre Cuquis debe aguantar el abuso de todos los vecinos, así como tambien guardar todos sus secretos, como los deslices guarros del esposo de Isabel con las vecinas fiesteras que solo le calientan la sopa con tal de obtener las últimas novedades tecnológicas como una radio reloj.
Hasta acá la peli no es mas que un capítulo malo de teleserie hecho en cine y filmado con una ineptitud sorprendente, uno se pregunta dónde mierda está el terror, hasta que nos enteramos que el viejo cascarrabias es un psicópata que colecciona cabelleras de féminas de dudosa moral, tiene un ropero lleno de colas de caballo con las que se excita al frotárselas por el cuerpo mientras pone unas caras notables de psycho killer de a peso, miradas al horizonte con cejas arqueadas y sonrisas de "loco" (al menos esta parte del guión saca un par de risas); bien, ya vimos el terror, venga el encaje negro!, resulta que la pobre Isabel fantasea con lucir lencería calentorra para enriquecer su triste vida sexual, pero el bruto de su marido dice que con "verla en cueros le basta", ante esta negativa y el práctico régimen carcelario a la que se ve sometida decide pegarse unas canitas al aire y es así como conoce a un galan mexicano de cuarta categoría, imagino que así era el estereotipo de belleza por esos años en aquel país, pero visto hoy, mas bien parece como si el hombre elefante se hubiese sometido a una cirugía con el fin de parecerse a Sandro. El e Isabel tendrán un pseudo affaire inconcluso gracias a la moralina del guionista, en una de las citas ella decide rechazar la oferta sexual del galan de a peso y vuelve a su edificio, pero en el ascensor verá el triste final de la pobre Cuquis a manos del coleccionista de cabelleras (junto con la empleada desaparece también de cualquier intento de mantener un hilo conductor de la lamentable historia), al verse descubierto, el viejo asesino intentará eliminar a Isabel durante los ÚLTIMOS 25 MINUTOS DEL METRAJE! así es, una lata insufrible ver como la mina corre en corset por todo el edificio mientras el viejo la persigue hacha en mano e incrementando esos geniales rictus de demencia.La peli, de horror, no tiene nada, es un drama barato, simple y soso al que se le pretendió imprimir una dosis de erotismo y horror para no parecer otro episodio mas de "lo que callan las mujeres". La ineptitud se palpa en cada fotograma, la dirección de Luis Alcoriza es torpe y básica, con suerte veremos UN moviemiento de cámara; el montaje es como un mal arbitraje, se nota demasiado y no logra mantener un ritmo medianamente aceptable, y ni hablemos de la continuidad.
A su vez las escenas paralelas son tan obvias y predecibles que el dedo del espectador no aguanta la tentación de apretar el siempre útil botón de Fast Forward; de las actuaciones mejor ni hablar. Al menos las minitas son siempre mostradas ligeras de ropas, las pintas ochenteras no ayudan mucho a la irrigación pero al menos divierten. Eso si, seamos justos, al menos un mérito tiene la peli, hipnotiza al espectador ante las ganas de querer ver qué tanto puede empeorar este triste desperdicio de celuloide y de tiempo.